Mil gracias por tu hospitalidad en la distancia.
Es un placer que el mundo siga regalando cobijas como el tuyo...
llenos de susurro.
Demostramos así que los que se empeñan en "carroñear" los lugares por donde pisan, se siguen equivocando.
Si algún día tus pasos te llevan a León o a El Bierzo, no dudes que mi casa será la tuya.