Nada más entrar en la casa, ésta me ha abrazado con su aroma de espacio vivido y sentido, he respirado paz y tranquilidad. La decoración, tantos detalles, colores, formas y texturas, una fiesta para los sentidos, divertida, calma y muy cuidada a su vez.
Y todo esto combinado con los baños relajantes de las maravillosas pozas a las que hemos podido ir en albornoz, a pie... un auténtico placer! Vida pura para el cuerpo y la mente.
Y escuchar desde la habitación el sonido de la fuente murmurando es un regalo.
Gracias, gracias, gracias